Cortina de humo es una sátira política tremendamente verosímil, hasta el punto de que puede llevar a plantearnos qué parte de verdad hay en lo que quieren mostrarnos los medios de comunicación y cómo se pueden llegar a crear noticias con el fin de distraer nuestra atención o cómo se trata simplemente de manipular la información para mantener el poder.
Barry Levinson, director de éxitos como Rain man dirigió en 1997 esta caricatura del mundo político, protagonizada por dos grandes actores: Robert de Niro y Dustin Hoffman, encarnando a un peculiar asesor político y un productor de Hollywood, respectivamente.
La película expone una visión crítica de la manipulación mediática a la que nos vemos sometidos, el marketing que utiliza el poder para desviar la atención de lo verdaderamente importante, para mantenernos entretenidos, haciendo de la política algo que realmente no nos interese, que lleguemos incluso a despreciar... siendo lo que organiza nuestra vida cotidiana y la del mundo en su conjunto.
La historia comienza planteando la filtración por parte de algunos medios de comunicación de una noticia que puede perjudicar la campaña del presidente en vísperas de las elecciones. Ante esto, uno de los consejeros organiza una maniobra de distracción de la opinión pública con la ayuda de un productor de cine, para crear una cortina de humo que haga desplazar el foco de atención hacia un tema más importante, que en este caso será una presunta guerra con Albania.
El decorado va completándose poco a poco, desde el rescate de una joven que huye de los bombardeos con su gatito, hasta la heroicidad de un soldado perdido tras las líneas enemigas. Alrededor de todo esto se creará todo un complejo mediático apelando a la emotividad de los espectadores / votantes, recordando incluso antiguas canciones recién compuestas para la ocasión, algo que puede hacernos recordar la modificación de los acontecimientos históricos que se planteaba el Gran Hermano de Orwell o a la famosa sentencia del líder de las SS de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. ¿Es verdad lo que nos cuentan o es una cortina de humo que esconde realidades incómodas para el poder?
En el fondo, se trata de que nos abstengamos de nuestra responsabilidad en los asuntos públicos, aunque esto suponga mayor opresión a los empobrecidos y vivir una gran mentira en la que unos pocos pueden disfrutar gracias a la explotación de la mayoría de la humanidad.
¿Queremos ser responsables o preferimos vivir en la inconsciencia? Debemos luchar por el protagonismo personal y colectivo de la persona, lo cual implica no permitir que piensen por nosotros y decidan lo que debemos hacer y opinar.